miércoles, 18 de noviembre de 2015

Escape genético en organismos modificados por biotecnología



Escape genético en organismos modificados por biotecnología         21 octubre, 2012
Científicos descubren una nueva vía de transferencia horizontal de genes
Este artículo está escrito por Mae Wan Ho, del Instituto de Ciencia y Sociedad (ISIS). Han descubierto que con la manipulación genética, los genes modificados genéticamente pueden saltar de una especie a otra a través de las heridas. Según cuentan las nuevas combinaciones de material genético se producen a una velocidad sin precedentes, afectando a las especies que se reproducen más rápidamente, es decir, las bacterias y los virus que producen enfermedades.
Para ver el articulo completo en ingles haga click aquí: Escape genetico en transgénicos (450)
Ayer mismo leía sobre la noticia de que “el 75% de las colmenas españolas están enfermas”. Estos pequeños insectos, están sufriendo las consecuencias de la debilitación por varias décadas de empleo de pesticidas, insecticidas, y agrotóxicos en la agricultura. Varias han sido las hipótesis, pero cuentan que se debe a un microorganismo parásito llamado “Nosema“. Normalmente una especie con salud, no es víctima de microorganismos parásitos hasta el punto de provocar tal debilidad, sino que la debilitación está haciendo que sea más susceptible. Ahora están hablando de la transferencia de genes, otro agravante más para todos los insectos que se relacionan con las plantas en la agricultura, por toda la relación que hay entre los microorganismos, las bacterias y los insectos.
Necesitamos volver a una agricultura mucho más natural si deseamos evitar el colapso de las colmenas, afortunadamente ya se están dando pasos, aunque se siguen utilizando pesticidas que están prohibidos en ocasiones.
Las abejas son insectos polinizadores muy necesarios para la producción de alimentos a nivel global, una disminución de su cantidad, repercute en menores cosechas, menor cantidad de alimentos, y aumento de precios de los alimentos en el mercado. Los transgénicos agravan mucho más la situación precaria de las necesarias abejas. Los transgénicos producen menor cantidad de alimento, las empresas especulan con la propiedad de las semillas patentadas, intentando controlar el negocio de la alimentación, los transgénicos y sus agrotóxicos asociados causan problemas en la salud, problemas de esterilidad, malformaciones congénitas, y los transgénicos están prohibidos en 10 países de la Unión Europea, ayúdanos a expandir este mensaje. Fué en Grecia dónde el colegio de médicos, colaboró en conseguir que se prohibiera su cultivo allí.
El artículo de Mae Wan-Ho.
Fuente: ISIS (Instituto de Ciencia y Sociedad)
Los genes modificados genéticamente pueden saltar de una especie a otra a través de las heridas, y si esta transferencia horizontal de genes ocurre, y con una gran frecuencia, estamos ante el más grande y subestimado de los peligros liberados al ambiente a través de los organismos modificados genéticamente (OGM). Dra. Mae Wan-Ho
http://noticiasdeabajo.files.wordpress.com/2011/03/vectqn3.png?w=477&h=296&h=296
Los científicos de la Universidad de Bristol en el Reino Unido anunciaron el descubrimiento  de un nueva ruta hasta ahora desconocida según la cual “los genes modificados genéticamente pueden escaparse al medio natural”. Decir escapar en una forma poco adecuada de hablar, porque los organismos modificados genéticamente han sido liberados al medio ambiente en gran cantidad en los últimos 17 años. La cuestión está en lo rápido y en qué medida los genes modificados genéticamente se pueden transmitir, y de donde podrían surgir graves consecuencias.
El escape hace referencia a la transferencia horizontal de genes – la propagación de los genes modificados genéticamente por infección y multiplicación (literalmente como un virus), independientemente de la barrera entre las especies, por lo que la tasa de propagación es mucho más rápida, y en cierta medida virtualmente ilimitada. Las nuevas combinaciones de material genético se producen a una velocidad sin precedentes, afectando a las especies que se reproducen más rápidamente, es decir, las bacterias y los virus que producen enfermedades. La transferencia horizontal de genes y la recombinación es de hecho la ruta principal para la generación de nuevas cepas de bacterias y virus que causan enfermedades. La modificación genética y la liberación de los organismos modificados genéticamente en el ambiente no tendría importancia si no se facilitase en gran medida la transferencia horizontal de genes y la recombinación. Se han creado amplias carreteras para el tráfico de genes donde antes existían estrechos caminos ocasionales.
Algunos de nosotros hemos considerado durante mucho tiempo que la transferencia horizontal de genes encierra graves peligros ocultos y que son subestimados por la mayor parte de la Ingeniería Genética, y se ha alertado a los reguladores en consecuencias, una y otra vez, ya desde que los OGM se liberaron por primera vez. La reciente emergencia lanzado por un científico de alto nivel del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos al Secretario de Agricultura sobre la aparición de un microorganismo sospechoso y asociado a los cultivos transgénicos, puede ser un ejemplo de ello.
Las heridas en las plantas, una vía para el tráfico de genes
Los investigadores de la Universidad de Bristol mostraron que las heridas de las plantas, producidas por ejemplo por las picaduras de los insectos, la abrasión o daños mecánicos, son puntos de acceso para el tráfico de genes, debido a las hormonas que en la herida produce la planta. En tales circunstancias, la bacteria del suelo Agrobacterium tumefaciens, que causa la enfermedad de las agallas de la corona, podría ampliar su gama de huéspedes infectando a los hongos, e insertando genes extraños en el genoma de los hongos. Esto tiene serias implicaciones en la seguridad de los OGM, de amplia distribución en el medio ambiente.
A. tumefaciens es probablemente único entre los patógenos naturales de la plantas que realiza una transferencia horizontal de genes entre distintos reinos durante la infección, y esta capacidad ha sido ampliamente explotada para la creación de cultivos transgénicos, que se cultivan en aproximadamente 134 millones de hectáreas en todo el mundo, cifras de 2009, y ampliándose un 10% en 2010, según información del Servicio Internacional de Aplicaciones Agro-biotecnológicas (ISAAA).
La investigación encargada por el Ministerio de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales (DEFRA) en la década de 1990, ya había revelado que es muy difícil, si no imposible, deshacerse del vector Agrobacterium, utilizado en la creación de la planta transgénica, y la bacteria es probable que se mantenga latente incluso después de que las plantas transgénicas son trasplantadas al suelo. Por lo tanto, se facilita la transferencia horizontal de genes mediante Agrobacterium a los microorganismos del suelo, y extendiéndose más allá.
Las tensiones que causan enfermedades por las cepas de A. tumefaciens presentan un plásmido extracromosómico Ti (Inductor de tumores) que permite la transferencia horizontal de un segmento de plásmido Ti, el T-ADN, al genoma de la célula de la planta cuando la virulencia de la bacteria (causante de enfermedades) se activa por las hormonas producidas por la planta en la herida. Esta característica es explotada en la creación de organismos modificados genéticamente (OGM), mediante el desarme de la bacteria, e incorporando genes virulentos por un vector “binario” que es usado en conjunción con la cepa desarmada de Agrobacterium.
En la década de 1990, se demostró que el rango de organismos modificados por Agrobacterium podía ampliarse si la hormona acetosiringona presente en la herida fuese utilizado para inducir más virulencia al sistema.
Los investigadores de la Universidad de Bristol razonaron que, como A. tumefaciens es un patógeno que mora en el suelo a menudo infecta a las plantas a través de las heridas, también es posible que la bacteria pudiera encontrar a otras numerosas especies de organismos, incluyendo hongos patógenos, utilizando el mismo método para penetrar en la planta. Los lugares utilizados son las heridas, donde es probable que se exude la hormona acetosiringona, estando preparadas las bacterias para la transferencia de ADN-T.
Las investigaciones realizadas confirman las sospechas en su totalidad
Llevaron a cabo su investigación con el causante del marchitamiento, el hongo Verticillium albo-atrum, un seguro candidato a encontrarse con Agrobacterium en la planta, ya que tiene un rango similar en las plantas donde se hospeda, tanto en la raíz como en la corona. Anteriores experimentos de laboratorio habían demostrado que Verticillium albo-atrum no puede ser modificado por Agrobacterium en ausencia de acetosiringona. Por lo tanto, si se presenta Agrobacterium en el tejido vegetal, y la modificación se produce, debe ser por la hormona que suministra la planta donde se ha producido una herida.
Los tubérculos de patata y la zanahoria pelados y cortados en rodajas, y secciones del tallo de la planta de tabaco, fueron utilizados como tejidos vegetales para la realización de las experiencias. Después de la esterilización, fueron inoculados con A. tumefaciens y Verticillium albo-atrum, y conservados a temperatura ambiente en un medio con agar durante un mínimo de 80 días y un máximo de 42 días.
Se observaron modificaciones con Verticillium albo-atrum en los tejidos de las plantas, 2 de 17 rodajas de patatas, 1 de cada 15 de zanahoria, en 14 de las 42 muestras que tenían de 3-5 piezas de hoja y en 10 de las 31 secciones del tallo ( sin cultivo de agar, con la finalidad de que las condiciones fuesen lo más naturales posibles). Estas modificaciones fueron confirmadas mediante análisis moleculares genéticos.
Se han desestimado las evaluaciones de riesgos de los organismos modificados genéticamente
Los investigadores concluyeron:”Este trabajo plantea interesantes preguntas acerca de si la variedad de anfitriones de A. tumefaciens en la naturaleza se reduce únicamente a las plantas. Es posible que la comprobación de tales circunstancias se compruebe retroactivamente al observar el creciente número de secuencias de genoma de las plantas que se realizan…
Además, los resultados bien que podrían tener implicaciones para la evaluación de los riesgos de las plantas modificadas genéticamente producidas a través de la modificación mediante Agrobacterium, dado que Agrobacterium puede sobrevivir dentro de los tejidos vegetales a través de la modificación y cultivo de tejidos, y por lo tanto se puede encontrar en el interior de las plantas transgénicas…”.
Todo esto es más que un eufemismo de un grave riesgo que ya se conoció desde la primera versión de Agrobacterium modificada genéticamente y liberada al ambiente.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Trece años de soja en Argentina: las consecuencias inevitables de un modelo genocida y ecocida



Martes 1ro de septiembre de 2009 por CEPRID
La amplia experiencia adquirida en Argentina después de trece años de imposición del cultivo de soja transgénica resistente al glifosato dan la oportunidad al resto del mundo de aprender la lección y no repetir los errores ni permitir las imposiciones que hicieron posible que Argentina se convirtiera en apenas una década en una “republiqueta sojera”.
En 1996 y de manera absolutamente solapada y antidemocrática se permitió la introducción de la soja transgénica de Monsanto en nuestros campos. Sin estudios de impacto ambiental independientes, sin ningún tipo de consulta pública, sin ninguna discusión parlamentaria ni legislación que la avale. Una simple disposición de la Secretaría de Agricultura creó en 1991 la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (Conabia) que a partir de allí y con amplia participación de las corporaciones “asesoró” a la secretaría sobre la aprobación de OGM.
Ahora, mes con mes, vivimos en Argentina la emergencia de un nuevo problema socioambiental debido a la invasión territorial producida por la imposición del monocultivo de soja transgénica de mano de Monsanto y de un puñado de terratenientes y asociaciones empresariales de siembra.
Los impactos de las fumigaciones, el desmonte, el desplazamiento de campesinos, la falta de alimentos, las inundaciones y sequías, las nuevas enfermedades, son moneda corriente en las noticias pero solamente desde algunos medios alternativos aparece relacionada con la “sojización”.
Todo esto viene de la mano de la instalación de una visión fragmentada de los problemas en que se ocultan las causas profundas de los mismos para analizarlos o mostrarlos, muchas veces de manera sensacionalista, pero siempre aislados y producidos casi como “fenómenos naturales”.
Por eso lo primero y fundamental es recuperar la mirada integral de la problemática. Únicamente mirando y analizando la totalidad y la complejidad de la situación se podrá llegar a alguna conclusión útil para avanzar en alguna dirección y salir de la rueda destructiva en la que el modelo de agronegocio-soja-transgénicos nos ha metido.
Después de trece años de expansión del cultivo de la soja transgénica en Argentina las consecuencias socioambientales son una verdadera catástrofe. Presentamos un breve repaso por los datos concretos que hablan de la tragedia de la soja en el Cono Sur.
En Argentina se sembrarán en la próxima temporada 18 millones de hectáreas de soja transgénica bajo la técnica de siembra directa.
Esta superficie representa más del 50% de la superficie agrícola del país.
Prácticamente 100% de la soja que se cultivará es soja transgénica resistente al herbicida glifosato (SOJA RR).
La SOJA RR es propiedad de Monsanto, la mayor empresa semillera del mundo y también creadora del glifosato, el herbicida que se debe utilizar para sembrar la SOJA RR. Monsanto controla 90% de las semillas transgénicas que se comercializan a nivel mundial.
Monsanto declaró que las ganancias generales aumentaron un 44% en 2007 con respecto al año anterior y un 120% en el 2008 en relación con el 2007.
Este año se aplicarán más de 200 millones de litros de glifosato sobre toda la superficie cultivada con soja en Argentina mientras en el año 1996 se utilizaban 13 millones 900 mil litros.
El producto comercial cuyo principio activo es el glifosato (Roundup) contiene además una serie de coadyuvantes que aumentan notablemente su toxicidad, fundamentalmente el surfactante poea (polioxietil amina) cuya toxicidad aguda es 3 a 5 veces mayor que la del glifosato.
Por supuesto que este uso intensivo de glifosato ya ha provocado el surgimiento de muchísimas malezas resistentes al glifosato. Algunas de las ya informadas son: Hybanthus parviflorus (Violetilla), Parietaria debilis (Yerba Fresca), Viola arvensis (Violeta Silvestre), Petunia axillaris (Petunia), Verbena litoralis (Verbena), Commelina erecta (Flor de Santa Lucía), Convulvulus arvensis (Correhuela), Ipomoea purpurea (Bejuco), Iresine difusa (Iresine) y recientemente el Sorghum halepense (Sorgo de alepo) que por ser una maleza muy difícil de controlar ha despertado gran alarma.
Luego de pasar más de una década negando el surgimiento de malezas resistentes, Monsanto a través de su vicepresidente admitió este hecho y propuso una solución: reemplazar a toda la soja resistente al glifosato por una nueva soja resistente a un nuevo herbicida: el dicamba —de hecho aún más tóxico que el glifosato.
Además se utilizarán otros herbicidas y agrotóxicos para controlar malezas y plagas del monocultivo de soja ya que la siembra directa requiere de la aplicación de otros herbicidas antes de la siembra de la soja: entre 20 y 25 millones de litros de 2-4-D, otros seis millones de litros de atrazina y unos seis millones de litros de endosulfán.
Esta lluvia de agrotóxicos produce tremendos impactos sobre la salud de la población, animales domésticos, cultivos alimenticios y contamina suelos, cursos de agua y el aire en toda la extensión del cultivo de soja. Suman cientos los casos denunciados por distintas organizaciones e investigadores en los cuales está perfectamente documentado el impacto de los agrotóxicos en las comunidades y sus producciones.
La difusión pública de estas denuncias ha llevado a que recientemente la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas solicitara a la Corte Suprema de Justicia de la Nación la prohibición de la fumigación con glifosato.
Este avance desenfrenado de la soja se ha producido a pesar de que según recientes investigaciones de la Universidad de Kansas la soja rr produce entre un 6 y un 10% menos que la soja convencional.
El monocultivo de soja repetido año tras años en los campos produce una intensa degradación de los suelos con una pérdida de entre 19 y 30 toneladas de suelo en función del manejo, la pendiente del suelo o el clima.
Cada cosecha de soja extrae año a año miles de toneladas de nutrientes de nuestro suelo que se exportan. Sólo como ejemplo podemos citar que cada año se van con la soja un millón de toneladas de nitrógeno y 160 mil toneladas de fósforo. También cada cosecha de soja que se exporta se lleva unos 42500 millones de metros cúbicos de agua cada año (datos de la temporada 2004/2005) correspondiendo 28190 millones a la pampa húmeda.
Cada año se deforestan en Argentina más de 200 mil hectáreas de monte nativo por el avance de la frontera agrícola debido fundamentalmente a la expansión del monocultivo de soja. Considerando que cada 500 hectáreas de soja requieren de un trabajador rural es evidente la expulsión de trabajadores rurales y campesinos de los  territorios donde se cultiva.
Los grandes productores sojeros están obteniendo ganancias extraordinarias. El Grupo Los Grobo que declara cultivar 150 mil hectáreas en Argentina y en todo el Cono Sur (Paraguay, Brasil y Uruguay) apuesta a controlar 750 mil hectáreas.
El modelo sojero produce una enorme concentración de la tierra en pocas manos ya sea por la adquisición de la tierra por grandes productores o por su arrendamiento por los “Pooles de Siembra”. Como consecuencia en los últimos 10 años se han perdido más del 20% de los establecimientos productivos.
La obvia consecuencia de esta concentración es que ha disminuido de manera dramática la producción de alimentos básicos para nuestro pueblo. Por citar sólo un ejemplo: el número de explotaciones lácteas disminuyó 50 por ciento entre 1988 y 2003, pasando de 30 mil a 15 mil.
En el caso del algodón su producción disminuyó en un 40% en la provincia de Chaco y un 78% en la provincia de Formosa como consecuencia del avance de la soja.
Miles de campesinos son expulsados violentamente de sus tierras para imponer este modelo y son criminalizados por resistir los desalojos y el avance de la soja. El Mocase-vc y el Movimiento Nacional Campesino Indígena permanentemente denuncian la persecución de campesinos del movimiento a causa de resistir la expulsión de sus tierras en forma violenta para imponer el cultivo de soja.
Finalmente es fundamental tener presente que la introducción de la soja transgénica en Argentina fue el mecanismo elegido por Monsanto para inundar de transgénicos el Cono Sur ya que fue desde Argentina desde donde se comercializó de manera ilegal la soja transgénica a Brasil, Paraguay y Bolivia (países en los que el cultivo de los transgénicos estaba prohibido), inundando estos países de transgénicos e imponiendo así, a partir de la contaminación, la República Unida de la Soja que poco tiempo después publicitaba Syngenta.
¿Quién gobierna la República Unida de la Soja?
Los tibios intentos de las frágiles democracias latinoamericanas por poner algún límite al poder económico dominante generado por dos décadas de globalización y neoliberalización económica han encontrado en los últimos meses un topetazo contundente en la perversa alianza de grandes terratenientes con las corporaciones del agronegocio que están actuando de manera brutal en todos los países del Cono Sur.
No se trata aquí de hacer un juicio sobre los gobiernos democráticos de la región, ni de evaluar su capacidad de transformación de la realidad o su compromiso con los pueblos latinoamericanos. Dejamos esto para los pueblos que desde sus propios procesos van respondiendo y creando espacios para responder y construir nuevas realidades. Sin embargo creemos que no es posible pasar por alto algunos hechos, unos notoriamente públicos y otros que apenas ocupan algunas columnas en los medios; todos aparentemente desconectados entre sí pero profundamente ligados en una raíz común que es la de someter a los pueblos, controlar su agricultura y su alimentación ocupando y destruyendo sus territorios.
Un hilo común atraviesa todas estas noticias y se fortalece como metáfora aleccionadora de las pretensiones de estos sectores: la soja [soya] transgénica y su invasión de territorios en el Cono Sur intenta ser, de hecho, la “República Unida de la Soja”.
Así, el lock-out patronal de los terratenientes sojeros de la Argentina que ocurrió en 2008 mostró la senda de lo que luego en Bolivia se convirtió en una feroz agresión cargada de odio, desprecio por la vida humana y racismo contra los pueblos originarios.
Allí aparece en escena como uno de los principales dirigentes de la “Media Luna” el presidente del Comité Cívico pro Santa Cruz, Branco Marinkovic, que “casualmente” resulta ser uno de los grandes productores de soja de la región.
En los días de pleno recambio democrático que llenó de esperanzas al pueblo paraguayo, el país se vio también brutalmente conmocionado por la represión contra campesinos que incluso llevó a la muerte al campesino Bienvenido Melgarejo y con los grandes terratenientes anunciando que van a recurrir a las armas para defender sus latifundios.
En Uruguay y en medio de suaves presiones gubernamentales para establecer restricciones sobre el incremento de las áreas para el cultivo de soja con la creación de un Plan de Producción Agrícola también los grandes sojeros hicieron oír su voz y sembraron de amenazas los grandes medios.
Desde sus autoridades, Brasil ya se rindió a los transgénicos y ha convertido a la ctnBio en una puerta de aprobación automática de todo los que las corporaciones desean.
Uruguay levantó la moratoria a la aprobación de nuevos transgénicos y abrió así las puertas para el ingreso de las “nuevas” mercancías transgénicas de Monsanto. No es casual que la soja transgénica aparezca en muchas noticias: es simplemente un instrumento del control corporativo de la agricultura y el control territorial que llega de la mano de las agroempresas y sus patrones, los grandes productores y las corporaciones transnacionales.
Por supuesto que cada uno de estos actores tiene mecanismos de acción diferenciados: las corporaciones permanecen silenciosas y hacen sus negocios mientras invierten enormes sumas en publicidad en los medios masivos de comunicación de manera de tenerlos siempre a su favor y que nunca se publiquen en ellos los cuestionamientos públicos que reciben. También son quienes logran los apoyos de Estados Unidos en aquellos casos en que se necesita la intervención política directa o bajo las sombras.
En cambio, los grandes productores sojeros son los que hacen el trabajo sucio con distinto grado de brutalidad, pero siempre brutalmente demuestran su desprecio por la vida y la dignidad humana para consagrarse al único dios que conocen: el Dios Dinero. Entonces ellos sí pueden cortar rutas, desabastecer ciudades, asesinar campesinos o dividir un país.
La República Unida de la Soja permanece con sus murallas altas y su reino de especulación y muerte en el poder. Puede ser que detrás de la caída del muro financiero del capitalismo global también empiecen a caer las murallas de esta República. Los pueblos están listos para seguir haciéndose cargo de sus vidas y su alimentación.