"Caso
Azul"
Un
experimento que involucró la salud de azuleños.
En 1986 se desarrolló
en Azul, una investigación en la que estuvieron involucrados la Organización
Panamericana de la Salud (OPS) a través del Centro Panamericano de Zoonosis de
Argentina (CEPANZO) y el prestigioso Instituto Wistar de Filadelfia, el más antiguo
en investigación biomédica de Estados Unidos.
El objetivo fue
probar, en un ensayo a campo, la efectividad contra la rabia de una vacuna
recombinante a virus activo genéticamente modificado, que se llamó
vaccinia-rabia
Vaccinia-rabia fue
fabricado por los laboratorios Mérieux de Francia y por el instituto Wistar.
Mediante técnicas de clonado y secuenciación de ADN, se identificaron los genes
que codifican las proteínas estructurales del virus rábico y se logró insertar
el gen que codificaba una glucoproteina viral en el virus vaccinia. Se decidió
probar su efectividad inmunizante sin inactivarlo para aprovechar su potencial
multiplicación en sujetos susceptibles. Tenía la ventaja de hacer factible su
distribución en cebos que pudiesen ser consumidos por animales silvestres, y
así inmunizarlos contra la rabia. Aun sabiendo que el virus variólico
modificado era un agente exótico potencialmente peligroso, máxime cuando se
estaba en los inicios de la investigación de transgénicos, se decidió probarlo
a campo en Argentina sin pedir autorización al Servicio Nacional de Sanidad
Animal de este país.
El diseño
experimental utilizado en Azul fue sencillo. Se inoculó a veinte vacas lecheras
con vaccinia-rabia y a otras tantas con vaccinia. En ambos casos existieron
controles sin inmunizar. Sin ellos saberlo, un grupo de trabajadores rurales
fueron parte del experimento. Cuatro cuidaban de las vacas inoculadas con
vaccinia-rabia y al ordeñarlas se sometieron directamente al contagio por
contacto con las pústulas de la viruela bovina. Otro grupo ordeñó las vacas
infectadas con vaccinia, aparentemente con el objeto de que se pudiesen
comparar la virulencia y la contagiosidad en el ser humano del virus
vaccinia-rabia con el vaccinia. Estos resultados serían analizados con los
obtenidos en las personas a cargo de las vacas no inoculadas. Si los animales
desarrollaban anticuerpos contra la rabia, se las inocularía con una dosis
letal del virus rábico para averiguar el grado de protección. Aunque se pensaba
analizar las muestras de sangre de hombres y animales, vale aclarar que los
responsables del estudio no realizaron ningún control médico de las personas
involucradas.
Además de evaluar la
eficacia de vaccinia-rabia para proteger al ganado contra la rabia bovina, el
experimento permitiría medir la contagiosidad del nuevo virus al poner en
contacto animales inoculados y no inoculados; comparar estos resultados con los
obtenidos en el grupo de vacas inoculadas con vaccinia; investigar en el hombre
el grado de virulencia y de contagiosidad de vaccinia-rabia en relación con
vaccinia y observar, en general, su comportamiento en el ecosistema.
El escándalo
El experimento se
llevó adelante en secreto. El virus modificado llegó a Argentina en maleta
diplomática. No se avisó sobre el mismo al gobierno argentino, al Servicio de
Sanidad Animal (SENASA) ni a ninguna repartición oficial. Aparentemente,
tampoco la OPS había sido notificada. Su representante oficial en la Argentina
dijo desconocer lo de Azul. Los peones ignoraban la índole del experimento en
el que participaban y sus posibles peligros. Ningún Comité de Bioética
argentino examinó el protocolo. No existió fórmula de consentimiento informado.
El experimento iba a
durar de julio a diciembre de 1986 pero el secreto fue develado en septiembre
cuando un investigador argentino que trabajaba en Wistar, enterado y preocupado
por las consecuencias de lo que se estaba haciendo en su país, lo hizo público.
Como consecuencia directa fue despedido de su trabajo.
El gobierno argentino
inició la investigación. La comisión oficial que inspeccionó la zona, integrada
por científicos y técnicos del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas) y de la Secretaría de Salud Pública, informó que las
condiciones de descuido imperantes en el lugar eran alarmantes. Las
experiencias se habían realizado en sitios abiertos donde ratas, perros,
zorros, conejos y otros animales silvestres y domésticos tuvieron amplias
oportunidades de contacto con las vacas infectadas y, por lo tanto, con el
nuevo virus. Se había permitido que los peones consumieran la leche ordeñada y
que vendiesen el excedente en la ciudad de Azul.
La Secretaría de
Agricultura y Ganadería y el Ministerio de Salud y Acción Social argentinos
suspendieron el experimento de inmediato y resolvieron brindar protección
sanitaria a las personas involucradas. Cabe puntualizar que tres de los cuatro
peones encargados de las vacas inoculadas con vaccinia-rabia desarrollaron
anticuerpos contra la rabia como consecuencia de su contacto con los animales
inoculados. Tres meses después de iniciado el experimento y tres antes de lo
previsto en los protocolos, las vacas fueron sacrificadas previa toma de
muestras de sangre y tejidos para análisis y estudio.
Ante el escándalo
hecho público por la prensa nacional e internacional, las autoridades del
CEPANZO adujeron la existencia de convenios generales entre la OPS y la
Argentina que, en su opinión, servían de marco legal para la experiencia.
Hilary Koprowski, responsable de la investigación por el instituto Wistar,
afirmó que el experimento no había sido secreto, que no se habían entendido las
motivaciones del mismo, que se había llevado a cabo en Argentina no para eludir
las regulaciones existentes en Estados Unidos sino para ayudar a aquel país en
donde la rabia bovina era un grave problema económico.
Wistar afirmó que se
habían limitado a proveer la vacuna a la OPS para que llevara a cabo la
experiencia insistiendo en que estudios previos habían probado que la vacuna
era segura y efectiva. Sin embargo, dos años después Koprowski se refería a la
vacunas vaccinia-rabia glicoproteína como "la más promisoria" pero
admitía que todavía se ignoraban muchos aspectos de la patogénesis de los virus
rábicos. De hecho, el primer ensayo a campo con vaccinia-rabia recién se
realizó en octubre de 1987 en Bélgica, en una zona militar perfectamente
delimitada de 6 km2, y consistió en dejar cebos con el nuevo virus
para probar su efecto inmunizante por vía oral en animales silvestres y sólo se
llevó adelante a gran escala en 1988. En Estados Unidos, la primera prueba a
campo se efectuó, en condiciones limitadas, en agosto de 1990, después de 10
años de cuidadosos estudios de laboratorio. Aun en la actualidad, cuando la
vacuna se usa ampliamente tanto en los Estados Unidos como en Europa para el
control de la rabia silvestre, se señala que es posible que, accidentalmente,
afecte a embarazadas y personas inmunodeprimidas.
Otro oscuro aspecto a
destacar del episodio de Azul es la ventaja económica que significaba para
Wistar llevar adelante la investigación en Argentina. Aunque desde 1980 había
recibido del Ministerio de Salud de Estados Unidos 3 millones de dólares para investigar
vacunas contra la rabia, Wistar invirtió poco dinero en Azul ya que se pensaba
emplear, y de hecho así se hizo, las instalaciones y recursos del CEPANZO.
Irónicamente, éste fue un argumento a su favor ya que el gobierno de Estados
Unidos resolvió que Wistar no había quebrantado las normas vigentes respecto a
biotecnología porque en el experimento de azul no se habían utilizado fondos
federales. Wistar sacó provecho de que Argentina carecía de regulaciones
respecto de la industria biotecnológica y que las normas legales de Estados
Unidos al respecto no eran aplicables en el país. Subsiste la pregunta ¿es
ético que los investigadores eludan las regulaciones de Estados Unidos y
realicen sus experiencias donde las regulaciones sean menos exigentes,
"particularmente en países del Tercer Mundo"?
El Servicio de
Sanidad Animal argentino afirmó que el perjuicio real que causaba la rabia
bovina en Argentina no era tan importante y que en Estados Unidos también
existía la rabia bovina, pero que en este país estaban prohibidas experiencias
de este tipo por el riesgo potencial de contaminación en seres humanos y
animales. El revuelo internacional fue considerable. Bernard Dixon señaló que
durante la First International Conference on the Release of Genetically Engineered
Microorganisms realizada en Cardiff en 1988, se insistió en la urgente
necesidad de que existiera una regulación internacional eficiente ya que el
"polémico episodio argentino" de Azul, era un claro ejemplo de las
"extrañas consecuencias" de la falta de regulaciones o de la
asimetría de la legislación entre países.
Como protesta, el
SENASA suspendió el pago de una cuota anual de cuatrocientos mil dólares que
hacía anualmente al CEPANZO, que concluyó sus actividades en 1991.
Lamentablemente, las investigaciones oficiales emprendidas en momentos en que
Argentina atravesaba graves conflictos económicos y sociales, no fueron
concluidas y el caso se archivó sin que los responsables locales se
arrepintieran públicamente ni fueran legalmente sancionados.
Actividad
1. Explica de qué se trata el caso Azul.
2. ¿Cuál era el objetivo?
3. ¿Por qué fue secreto?
4. ¿Qué hizo el gobierno al respecto?
5. ¿Por qué se eligió la ciudad de Azul
para el experimento?
6. ¿Tuvo ventajas económicas?
7. ¿Cuáles fueron los perjuicios?
8. Expresa tu opinión al respecto
Los
criterios que se tomaran en cuenta para calificar el trabajo son: si la
respuesta es clara y completa, si se entrega en tiempo y forma, si explica el
tema con claridad, si redacta en forma precisa.
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