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AÑOS 2012/2013
El mejoramiento de cultivos,
pasado y presente
El mejoramiento de los cultivos por la mano del hombre no es un hecho
nuevo. Tuvo sus inicios hace más de diez mil años cuando el hombre dejó de
ser cazador-recolector y se afincó en una región. Desde entonces, comenzó a
cultivar y aprendió a crear nuevas variedades a través de cruzamientos
entre plantas, lo que le permitió obtener mejores alimentos de manera más
eficiente. Se considera que las plantas comestibles, que
constituyen el 90% del alimento y la energía que se consume en el mundo,
han sido modificadas extensamente a lo largo de milenios por parte de
innumerables generaciones de agricultores.
Pese a que los cruzamientos funcionan, y se aplican hasta el día de hoy
para modificar cultivos, tienen algunas limitaciones: requieren mucho
tiempo y esfuerzo y están restringidos a individuos compatibles sexualmente
(entre individuos de la misma especie o de especies muy emparentadas). El
desarrollo en las últimas décadas de la Biotecnología moderna, que emplea
técnicas de Ingeniería Genética para transferir genes de un organismo a
otro, ofrece nuevas alternativas para el mejoramiento de los
cultivos.
Cruzamiento tradicional vs. biotecnología moderna
El mejoramiento de los cultivos, ya sea por métodos tradicionales de
cruzamiento o a través de técnicas de ingeniería genética, implica la
transferencia de genes de un organismo a otro. Con el cruzamiento
tradicional, los miles de genes pertenecientes a una planta son mezclados
de manera azarosa con los miles de genes de su compañera de cruzamiento.
Este proceso seguramente transfiere aquella característica deseada, pero
también puede transferir rasgos no deseados. Por ejemplo, la planta nueva
puede producir frutos más grandes, pero el fruto puede llegar a tener un
sabor desagradable que antes no estaba presente. Esto requiere que los
agricultores retiren esa característica no deseada a través de
cruzamientos, un proceso que puede llevar hasta 15 años y que, en
ocasiones, no logra eliminar las cualidades no deseadas. En otras
palabras, puede ser imposible transferir con éxito algunas mejoras a través del
cruzamiento tradicional.
La ingeniería genética aplicada al mejoramiento vegetal permite que un único rasgo deseado pueda
ser transferido de un organismo a otro. Esto se logra al introducir en un
organismo uno o unos pocos genes bien caracterizados mediante técnicas
precisas. De esta forma, se reduce la probabilidad de que el organismo
modificado sea alterado en sus propiedades físicas generales o en su
salubridad.
Año tras año ISAAA (Servicio para la Adquisición de Aplicaciones Agro-
biotecnológicas – www.isaaa.org) presenta un
informe con los datos de adopción de cultivos transgénicos en el mundo.
Paralelamente, en Argentina se relevan los datos locales. Esta información
fue dada a conocer en marzo de 2013 y publicada en diversos medios periodísticos
y en el sitio de ArgenBio (www.argenbio.org, en las secciones del menú “La Biotecnología” y “Cultivos Aprobados
y Adopción”).
¿Cuáles son los cultivos transgénicos1 autorizados en la
Argentina?
Los únicos cultivos transgénicos autorizados en la Argentina, hasta el
momento, son el maíz, el algodón y la soja. En la siguiente tabla se
especifica el rasgo introducido en cada caso por ingeniería genética:
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Cultivo
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Característica Introducida
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Soja
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Tolerancia al herbicida glifosato
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Soja
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Tolerante a glufosinato de amonio
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Soja
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Resistencia a insectos lepidóteros y
tolerancia al herbicida glifosato
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Soja
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Tolerancia a herbicidas imidazolinonas
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Maíz
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Resistencia a insectos Lepidópteros
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Maíz
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Resistencia a insectos Coleópteros
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Maíz
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Tolerancia al herbicida glifosato
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Maíz
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Tolerancia al herbicida glufosinato de amonio
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Maíz
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Tolerancia al herbicida glufosinato de amonio
y resistencia a insectos Lepidópteros
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Maíz
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Tolerancia a glifosato y resistencia a Coleópteros
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Maíz
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Tolerancia al herbicida glifosato y
resistencia a insectos lepidópteros, acumulados por cruzamiento
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Maíz
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Tolerancia a glifosato y resistencia a
Lepidópteros y Coleópteros
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Maíz
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Resistencia a insectos Lepidópteros y
tolerancia a los herbicidas glifosato y glufosinato de amonio, acumulados
por cruzamiento
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Maíz
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Resistencia a insectos Coleópteros y
Lepidópteros, y tolerancia a los herbicidas glifosato y glufosinato de
amonio
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Maíz
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Tolerancia al glifosato y a herbicidas
inhibidores de la ALS
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Algodón
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Resistencia a insectos Lepidópteros
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Algodón
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Tolerancia al herbicida glifosato
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Algodón
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Resistencia a Lepidópteros y tolerancia a
glifosato
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(1)Un organismo al que se le ha
agregado uno o unos pocos genes por ingeniería genética se lo denomina
organismo genéticamente modificado – OGM- o transgénico.
Soja tolerante a glifosato
La soja es la oleaginosa de mayor importancia económica en el mundo.
Constituye una excelente fuente de proteínas muy digeribles y de calidad
comparable a las proteínas de origen animal. Además, contiene ocho
aminoácidos esenciales para la nutrición humana, que no se producen de
forma natural en el organismo.
La soja fue el primer cultivo en el mercado argentino en incorporar una
característica a través de transgénesis. Hoy, la soja transgénica
representa prácticamente el 100% de la soja cultivada en la Argentina. Ha
sido mejorada por ingeniería genética para tolerar las aplicaciones de
herbicidas a base de glifosato, un compuesto de amplio espectro que elimina
a las malezas. El glifosato provoca la muerte de las plantas sensibles a él
ya que inhibe la acción de una enzima implicada en la síntesis de
aminoácidos aromáticos, esenciales para la síntesis proteica.
La soja transgénica tolerante a glifosato se obtiene al insertarle a la
planta un gen extraído de la bacteria Agrobacterium tumefaciens. Este gen
codifica para la síntesis de una enzima que no es afectada por el
glifosato. Por lo tanto, al expresar este gen bacteriano, la planta de soja
resulta tolerante al herbicida glifosato y sobrevive a su aplicación,
mientras que las malezas que no tienen el gen que confiere tolerancia a
glifosato, se mueren.
La utilización de soja transgénica permite controlar las malezas con
glifosato que, a diferencia de los herbicidas utilizados en la agricultura
tradicional, es más barato y de fácil degradación en el suelo, lo que evita
efectos residuales que puedan perjudicar a futuros cultivos, así como la
contaminación del medioambiente.
En 1996 fueron inscriptas en el Registro Nacional de Propiedad de
Cultivares las primeras variedades de soja tolerante a glifosato y ya en la
campaña 2012/2013 se sembraron en la Argentina 19,1 millones de ha.
Maíz tolerante a herbicidas
El maíz es uno de los tres cultivos más importantes del mundo. El maíz
tolerante a glifosato se obtuvo por introducción del gen de la EPSPS del
maíz, pero con modificaciones en su secuencia para que la enzima resulte
resistente al herbicida. La variedad transgénica tolerante a glifosato se
generó de la misma manera que la soja tolerante a este herbicida descripta
más arriba. Como en el caso de la soja, esta nueva característica permite
controlar las malezas que afectan al cultivo de maíz de una manera más
simple. Se aprobó en nuestro país en 2004 y ya en la última campaña
2012/2013 se sembraron 3,1 millones de ha. En cuanto al maíz tolerante al
herbicida glufosinato de amonio fue autorizado, pero no fue adoptado de
manera significativa.
Maíz resistente a insectos (maíz Bt)
La biotecnología ofrece en la actualidad una solución efectiva contra
ciertos lepidópteros, como el barrenador del tallo (Diatraea saccharalis),
el gusano cogollero (Spodoptera frugiperda) y la oruga o isoca de la
espiga (Helicoverpa zea) que constituyen las principales plagas de
los cultivos de maíz en nuestro país. Hay también insectos coleópteros,
como la Vaquita de San Antonio (Diabrotica speciosa), cuyas larvas
son subterráneas y dañan a las raíces del maíz.
Mediante técnicas de ingeniería genética se ha logrado que las plantas de
maíz produzcan una proteína insecticida que elimina a las larvas que se
alimentan de sus hojas o tallos. A este maíz transgénico con propiedades
insecticidas se lo denomina maíz Bt ya que el gen que codifica para la
proteína insecticida, y que se introduce en la planta mediante ingeniería
genética, proviene de la bacteria Bacillus thuringiensis.
El Bacillus thuringiensis es un tipo de microorganismo que
habita normalmente el suelo y contiene unas proteínas tóxicas para ciertos
insectos. Estas proteínas, denominadas Cry, se activan en el sistema
digestivo de la larva y se adhieren a su epitelio intestinal. Esto provoca
la parálisis del sistema digestivo del insecto, que deja de alimentarse y
muere a los pocos días.
En resumen, el maíz Bt es un maíz transgénico que produce en sus tejidos
las proteínas Cry. Así, cuando las larvas intentan alimentarse de la hoja o
del tallo del maíz Bt, mueren. Las toxinas Cry son consideradas inocuas
para mamíferos, pájaros e insectos “no-blanco”.
Los beneficios que presenta el maíz Bt se centran en la posibilidad que
tiene el agricultor de cultivarlo usando menos insecticidas, lo que
constituye, además, un beneficio directo para el medio ambiente.
Más recientemente también se han incorporado al maíz genes para otras
proteínas insecticidas, las denominadas Vip. En lugar de producirse en las
esporas de Bacillus thuringiensis, las proteínas Vip forman
parte de las estructuras cristalinas que aparecen durante la fase
vegetativa de la bacteria. Al igual que las proteínas Cry, se unen
específicamente a receptores del sistema digestivo de los insectos plaga
que controlan.
Maíz resistente a insectos y tolerante a herbicidas
El primer maíz transgénico resistente a insectos y tolerante a herbicidas
fue aprobado en marzo de 2005, e incorpora dos nuevas características al
mismo tiempo: resiste el ataque de insectos lepidópteros y tolera la
aplicación del herbicida glufosinato de amonio. Entre las plagas que
controla, las más importantes en nuestro país (principalmente en el
noroeste argentino) son el gusano cogollero (Spodoptera frugiperda)
y el barrenador del tallo (Diatraea saccharalis), aunque también
controla otras como la oruga de la espiga (Heliothis zea) y la oruga
cortadora (Agrotis ipsilon). Este maíz transgénico contiene una copia del
gen cry1F de la bacteriaBacillus thuringiensis var. azawai, que
codifica para la proteína Bt y una copia del gen pat, de la bacteria Streptomyces
viridochromogenes, que codifica para una enzima que confiere
tolerancia al herbicida glufosinato de amonio.
En el año 2007 la Secretaría de Agricultura y Pesca del Ministerio de
Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación aprobó el primer evento apilado
de Argentina que combina las características de resistencia a insectos (Bt)
y la tolerancia al herbicida glifosato en la misma planta. La posibilidad
de tener en una misma planta más de un rasgo ventajoso es un objetivo
siempre buscado por los mejoradores, en este caso, se trata de la
combinación de dos rasgos transgénicos -de resistencia a insectos y de
tolerancia a herbicidas– en híbridos de maíz, lo que genéricamente se
denomina “stack” o evento acumulado. El término “evento acumulado”
(también llamado apilado, combinado, o stack) hace referencia a la combinación
de características en un mismo híbrido por cruzamiento entre líneas
parentales GM que contienen los eventos correspondientes.
El 28 de mayo de 2008 la Secretaría de Agricultura y Pesca del Ministerio
de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación autorizó la siembra, consumo
y comercialización del segundo evento apilado de Argentina que
combina las características de resistencia a insectos
lepidópteros y tolerancia a los herbicidas glifosato y glufosinato de
amonio. Este maíz fue originado por el cruzamiento convencional de los
parentales correspondientes. Los genes introducidos le confieren al nuevo
maíz resistencia al herbicida glufosinato de amonio y protección contra las
tres principales plagas del maíz en nuestro país (resistencia al barrenador
del tallo, Diatraea saccharalis, y al gusano cogollero, Spodoptera
frugiperda, y control parcial a isoca de la espiga, Heliothis zea). Por
otra parte, los genes introducidos también le proporcionan resistencia al
herbicida glifosato. Así, esta combinación de eventos le otorga a las
plantas de maíz una protección contra insectos y permite el uso de
herbicidas de amplio espectro para el control de malezas.
Algodón Bt y tolerante a glifosato
De la misma manera que el maíz Bt, el algodón Bt resulta de la
incorporación de los genes Cry al genoma del algodón. Así, el algodón Bt
que se cultiva en la Argentina es resistente a insectos (lepidópteros) y,
en particular, a la oruga del capullo, la oruga de la hoja del algodonero y
la lagarta rosada.
En 1998 se comercializó la primera variedad de algodón Bt en el país. Los
principales beneficios del uso de algodón Bt son el aumento en los
rendimientos debido al control de insectos y la disminución de costos y del
impacto ambiental y para la salud debido al menor número de aplicaciones de
insecticidas.
El algodón tolerante a glifosato fue mejorado de la misma manera que el
maíz y la soja, mencionados anteriormente. A pesar de haber sido aprobado
en 2001, recién en la campaña 2004/2005 fue adoptado en forma significativa.
Se sembraron en esos años unas 105.000 ha de algodón tolerante a glifosato,
o sea dos tercios del algodón transgénico sembrado en esta campaña. En la
campaña 2012/2013 se sembraron 378 mil hectáreas de algodón con las
características de resistencia a insectos y tolerancia a glifosato
acumuladas (representando el 87,9% del algodón total).
Situación actual en Argentina
La tasa de adopción de cultivares
modificados genéticamente es una de las más altas en cuanto a adopción de
tecnologías en el sector agropecuario argentino, mayor inclusive a la
observada años atrás con la incorporación de los híbridos. Los niveles de
adopción indican un alto grado de satisfacción por parte del agricultor con
respecto a los productos de esta nueva tecnología, que ofrece además de la
disminución de los costos, otras ventajas, como mayor flexibilidad en el
manejo de los cultivos, disminución en el empleo de insecticidas, mayor
rendimiento y mejor calidad.
Según el informe de ISAAA, Argentina continúa siendo uno de los principales
países productores de cultivos transgénicos, con 23,9 millones de hectáreas
en 2012, lo que representa el 14% del área global cultivada con
transgénicos y un aumento del 6% con respecto al año anterior.
En la campaña 2012/2013 se continuó registrando una excelente adopción de
maíz (un 95% del maíz total) y algodón (100% del total) transgénicos. Por
su parte, la soja tolerante a glifosato se mantuvo en casi el 100% del
total, como en las campañas anteriores (Fig. 1).
En cuanto a las aprobaciones regulatorias, Argentina autorizó en 2010 la
siembra comercial de tres maíces (eventos MON89034, MON88017, y la
combinación MON89034 X MON88017), completando la lista de 1 evento de soja,
13 de maíz y 3 de algodón aprobados hasta el momento.
Fig. 1: Evolución de la
superficie sembrada en Argentina con soja, maíz y algodón genéticamente
modificados, expresada como porcentaje de sus respectivas áreas totales.
Fuente: ArgenBio 2012.
Situación actual en el mundo
Según el informe del ISAAA (Servicio para la Adquisición de Aplicaciones
Agro-biotecnológicas), en 2012 se sembraron en todo el mundo 170 millones
de hectáreas con cultivos transgénicos o genéticamente modificados (OGM),
un 6% más que en 2011.
En 2012, el 47% de las hectáreas sembradas con OGM correspondieron a soja,
el 32% a maíz, el 14 % a algodón y el 5 % a canola (Fig. 2). También se
sembraron, aunque en áreas muy pequeñas, variedades transgénicas de
alfalfa, papaya, zapallo, álamo, clavel y remolacha azucarera.
De los 170 millones de hectáreas sembradas en 2012 con cultivos
transgénicos, el 59% correspondió a cultivos tolerantes al herbicida
glifosato (soja, maíz, algodón, canola y alfalfa), el 15 % a cultivos
resistentes a insectos-Bt (maíz, algodón y álamo), y el 26% a cultivos con
ambas características acumuladas (maíz y algodón). También se sembraron
cultivos resistentes a virus (papaya y zapallo), pero en superficies mucho
menores (Fig. 3).
Aprobación de cultivos
genéticamente modificados en Argentina
Argentina se encuentra entre los países pioneros en la adopción de cultivos
transgénicos. Fueron adoptados en forma masiva por los beneficios que
brindan al productor agropecuario y por la existencia de una normativa
precisa de los pasos a seguir y de los controles que hay que cumplir al ofrecer
a los consumidores productos provenientes de la esta nueva
tecnología.
La autorización para la comercialización de un cultivo transgénico está a
cargo de la Secretaría de Agricultura y Pesca del Ministerio de
Agricultura, Ganadería y Pesca (MinAgri), y se basa en los informes
técnicos elaborados por tres Direcciones y sus Comisiones Asesoras:
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La Dirección de Biotecnología y
la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (CONABIA),
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La Dirección de Calidad
Agroalimentaria del SENASA (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad
Agroalimentaria) y su Comité Técnico Asesor sobre uso de Organismos
Genéticamente Modificados, y
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La Dirección Nacional de
Mercados Agrícolas.
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La Dirección de Biotecnología y
la CONABIA evalúan los posibles riesgos que puede causar la introducción
del cultivo transgénico en los agroecosistemas. Esta evaluación ocurre en
dos etapas. Durante la primera, se determina si el cultivo transgénico
puede o no ensayarse en condiciones experimentales en el campo (condiciones
de confinamiento). Durante la segunda, que transcurre después de tales
ensayos, se evalúa la posibilidad de que el cultivo transgénico se siembre
en gran escala (no confinado). Como resultado final, se autoriza la
liberación del cultivo transgénico para su siembra a escala comercial.
La Dirección de Calidad Agroalimentaria del SENASA y el Comité Técnico
Asesor sobre uso de OGM del SENASA evalúan los riesgos potenciales para la
salud animal y humana derivados del consumo, como alimento, del cultivo
transgénico o sus subproductos. Estudian la presencia de tóxicos, alérgenos
y de posibles modificaciones nutricionales que se podrían haber introducido
por la transformación genética.
La Dirección Nacional de Mercados Agrícolas determina la conveniencia de la
comercialización del material genéticamente modificado de manera de evitar
potenciales impactos negativos en las exportaciones argentinas.
Luego de considerar los tres informes técnicos mencionados, el Secretario
de Agricultura, Ganadería y Pesca toma la decisión final y autoriza la
siembra, consumo (humano y animal) y comercialización del cultivo GM
(evento de transformación) analizado.
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